3 de junio de 2008

Cuentos para adolescentes

Si sos un adolescente soñador este cuento es para vos!


Por: Blanca Luz - Chilena


...EXTRAÑO SUEÑO...


Los sueños rara vez se asemejan a la realidad, así como tampoco intentamos de concretarlos, hasta que a veces nos perturban a grados extremos, que pensamos que es algo que tenemos que vivir y que no podemos seguir negándonos a aceptar que entren en nuestra vida real.
Algunos psicoanalistas dicen que son deseos ocultos que no queremos expresar, son nuestros miedos, son también concretizaciones astrales.
Soñar es vivir otra realidad, más ligada con nuestro espíritu, y también puede ser el cable a tierra que necesitamos para saber adónde vamos y por qué, Mara decidió vivir su sueño, era lo correcto para ella en ese momento, pero sólo Rafael nos podría decir si hizo realidad este sueño porque también fue parte de él.
Rafael y Mara se conocían de tiempo, eran amigos y se habían conocido en una empresa, donde ambos realizaban labores distintas, al irse Mara de la empresa, ellos siguieron en contacto.
Mara no podía evitar a veces sentir una especial ternura y amor por Rafael, sentía esa necesidad de acariciarle como si fuera un niño, él se molestaba con ella por eso, pero Mara le decía que era algo: muy de adentro y que no podía evitarlo.
Ambos conversaban de todo, y no les faltaba tema, las horas pasaban rápidas y sin darse cuenta.
Compartían el gusto de tomarse el tiempo para observar la puesta de sol, otras se entretenían mirando a las olas del mar en su ir y venir, o bien paseando por los parques aspirando el perfume de las flores de los jardines.
Quizás esto comenzó, el día en que coincidieron en una reunión para algunos amigos, se dio que en la reunión cada uno compartió con sus amigos, y amigos comunes trataron de arreglar que ellos, se fueran juntos a otro lugar donde continuaron todos conversando.
Claro que Rafael tampoco estaba bien, había bebido sin cenar, hablaron puras tonteras, Mara estaba algo confundida. Como casi al amanecer se fueron todos a dormir acomodándose cada uno en su habitación, pero Rafael quería dormir con Mara, ella en realidad no se hizo problemas, pues no pensaba desvestirse, pero ella se daba cuenta que su amigo no estaba bien, y no le quería discutir, pero él buscaba pelea.
Finalmente, ella se enojó un poco, se duchó y en ello se dio cuenta que no podía pelear con él, que lo quería demasiado para estar enfadada con él. Ella le dijo que lo quería y que no pelearan más, ella lo envió a la ducha, pero Rafael solo reaccionó cuando tomaron desayuno. Mara quiso irse, pero Rafael no la dejó alejarse ese día temprano, así que compartieron sus actividades ese día, solo se separaron hasta que rendidos se fueron a sus respectivas casas a reponer el sueño.
Tres semanas más tarde, Mara y Rafael se reunieron para conversar, él le pidió disculpas porque él no se acordaba de nada de lo que había pasado esa noche, Mara ni se sorprendió, pues de alguna forma, ella siempre se dio cuenta que las cosas así eran y le creyó.
Rafael le propuso salir juntos de vacaciones, ella lo pensó un poco y aceptó, eran sólo unos pocos días a lo sumo una semana, así que coordinaron sus fechas de vacaciones, las acomodaron y se fueron de paseo a la costa. A medida que se acercaba la fecha, Rafael estaba como asustado y se comportaba un poco seco y duro con Mara.
Mara pensó que él se había arrepentido y que no irían juntos, pero ella no se complicaba y no se hacía ni medio problema, pues estaba preparada para esa eventualidad. Rafael se dio cuenta que debía continuar con los preparativos, más que mal él lo había iniciado, así que fue preparando los detalles necesarios.
Convinieron reunirse después del trabajo de Mara e irse juntos al hotel, pero la noche previa al de la reunión, Mara tuvo su primer sueño con Rafael que ella recordara, su extraño sueño era un desvarío pues estaban solos y era absolutamente erótico, empezaron a besarse, luego se acariciaron y terminaban amándose con locura, ella despertó sobreexcitada y confundida esa mañana.
Mara se sentía segura de sí, en el aspecto de no vivir una aventura con su amigo, pues antes que nada no quería dañar la relación de amistad que entre ellos existía. Tuvo un día loco de trabajo y tensión que cuando se encontraron estaba con un cierto grado de nerviosismo.
Los primeros días todo anduvo bien entre ellos, pero Mara seguía teniendo esos sueños con Rafael que al final le trajeron turbación y confusión. Ella en el fondo de su corazón, se sentía bien con Rafael, pero estaba luchando en su interior por controlarse y no realizar acciones impulsivas.
Pero esa mañana le pidió un abrazo fuerte y decidió abrirle su corazón, sincerándose con él y pidiéndole que le amara, pero al mismo tiempo pidiéndole que si él sentía que no podía ser, ella iba a salir esa noche para evitar forzar situaciones que a lo mejor él no deseaba, en realidad, ella no sabía que pasaba por su cabeza y su corazón, porque tampoco habría sabido que hacer, lo más probable que esa noche, ella hubiera caminado y caminado hasta el cansancio para no tener esos extraños deseos. Pero Rafael le dijo que lo perdonara, pero que él no sentía nada por ella y que estaba sorprendido, Mara se avergonzó y se reprochaba interiormente su actitud, y él le dijo que dejarán pasar el día.
En ese minuto lo único que necesitaban era andar, pues está claro que lo dicho, significaban mil cosas.
Sería acaso solo deseo, ¿qué una vez que quedará satisfecho, ya no habría inquietud ni nada, resultaría?, que sabían ambos sobre eso, los sueños podían no cumplirse y resultar también un fiasco, Mara jamás hacía caso a sus sueños pero lo repetitivo y lo vívido, la tenía ardiente, ella no era mujer de pasiones, tal vez de mucha ternura, quizás por eso estaba tan excitada, pues era algo nuevo y diferente en su piel.
A medida que el día fue transcurriendo como que Rafael, no se negó más a lo que pudiera sentir o pasar entre ellos, pues ellos se querían harto y además ambos sabían que por sus circunstancias de vida tampoco podían comprometerse.
Esa noche mientras Mara intentaba preparar la cena, Rafael la observaba como trabajaba y empezó a acercarse a ella, haciéndole cariño y la cena quedó olvidada, pues ellos jugaron como dos niños a quererse, Mara estaba feliz, las cosas se estaban dando entre ellos, eran afines y ella se entregó sin pausas y sin miedo.
Al día siguiente, fueron a otra ciudad y no encontraron alojamiento como ellos necesitaban, se tuvieron que conformar con una habitación matrimonial, Mara estaba complicada, no quería abusar de su amigo. Le dejó tranquilo esa noche, pero claro que no se resistió mucho, pues no podía evitar el deseo que sentía por él, eso la tenía sorprendida de sí misma, le amaba con una pasión y un fuego que le abrasaba.
Rafael se rindió, prefirió disfrutarlo sin pensar más, era tierno y delicado, aunque no podía dejar de sentirse algo extraño, confundido, pasaban mil cosas por su cabeza, pues recién estaba realmente conociendo a su amiga, pero por otro lado esa entrega sin pedir nada a cambio lo tenía desconcertado.
A veces pensó mal de su amiga, pero ella era así, porque jamás tenía segundas intenciones, era muy literal con el juego de las palabras y eso le daba un efecto pícaro, del cual muchas veces ella no tenía conciencia.
Mara estaba sorprendida, pues él a veces era frío y distante, que descubrir que era apasionado y que se esforzara por hacerla feliz, que se entregaba al juego que estaban viviendo, no podía dejar de conmoverla.
Pero finalmente, llegó el último día de sus vacaciones al separarse, él no pudo evitar ser frío y decirle que lo habían pasado bien y que entre ellos no había nada. Mara lo sabía bien, no pedía nada, pero no pudo evitar sentir tristeza por su frialdad, hubiera preferido que él no hubiera dicho nada, pues ella lo tenía presente pues para que ese sueño hubiese podido continuar, debían ocurrir otras cosas que no se planearon y arreglaron.
Pasaron unos días, se reunieron como si nunca hubiera existido la pasión que hubo entre ellos, si no como amigos, definitivamente se sentían seguros el uno con el otro, pasaron algunas semanas y meses y un buen día se propusieron realizar un nuevo viaje de vacaciones.
En este viaje todo fue planeado: el hotel, los lugares a visitar, fue distinto pues ya se conocían mejor. Mara trató de evitar su efusividad, pero definitivamente era una regalona irremediable que no pudo ir contra su naturaleza afectuosa y cariñosa. Mara quería no sentir esa fogosidad que inspiraba Rafael, y se mantenía ausente.
Rafael estaba confundido los primeros días de verla distante, pero ella intentaba de no incomodarlo y disfrutaba de su compañía, él se sentía feliz con ella.
Bromeando un día, Rafael le dijo que tendrían que bañarse pues habían andado todo el día subiendo y bajando colinas y escaleras interminables, ella sin mediar palabras, ni pudor se desvistió y se metió a la ducha, él la siguió y se bañaron juntos, era una delicia mutua sentir el agua en sus cuerpos, su intercambio de caricias jabonosas y sus besos juguetones.
Después se secaron mutuamente y continuaron en sus juegos de besos, abrazos y terminaron amándose apasionadamente, esa noche se durmieron abrazados, estaban exhaustos pero plenos.
Los días siguientes, siguieron apasionados y tiernos entre sí, no se proyectaron hacia adelante, ambos tenían temores al compromiso, quedaron en el silencio muchas palabras, que no afloraron para no romper el encanto de estos momentos, vivían un presente magnífico y exquisito, jamás tal vez habrían descubierto lo afines y apasionados que podían resultar de no vivir esos días.
Rafael trataba de aferrarse a esa personalidad individualista y autosuficiente que tenía, que a Mara desconcertaba y trataba de asimilar y comprender, era cierto que Mara tal vez era demasiado dulce y atenta, y él no podía aceptarlo.
El día del término de sus vacaciones, Rafael le dijo a Mara que prefería que dejaran de verse, pues ya no se sentía tan seguro de sí como antes, para verla de nuevo sin terminar lastimándola, Mara fingió no darle importancia, pues no se veían más allá de una o dos veces al mes, que nada dijo.
En Mara había mucha confusión en su mente, muchas cosas nuevas, que no sospechaba que volvería a sentir, pues de alguna manera se sentía viva, ella en realidad no sabía si amaba o no, porque ya no quería engañarse más creyendo que era amor lo que no era, ya no era joven, ya no se hacía ilusiones, pensaba a veces que el amor era como una palabra de diccionario que era demasiado abstracta para representarla y que a lo mejor no existía en su vida.
Después de ese viaje la amistad de Rafael y Mara se perdió en el ocaso aquel en que se despidieron.
Mara al principio, estaba más ausente, más inestable, más melancólica, no podía evitar recordarlo, en su intimidad recordaba cada detalle, cada gesto que allí entendió que había perdido a su amigo, también comprendió que le amaba demasiado, en esos días lo había aprendido a querer más, quizás su único consuelo era saber que era posible sentir todas las cosas bonitas que él le había hecho vivir.
Rafael le daba vueltas a las cosas, la recordaba, pero no quería volverla a ver, quería estar seguro de que lo que sentía por ella, no era solo pasión y deseo. Que era un amor real y verdadero, pero también al mismo tiempo quería no sentir nada por ella, pues ella no era el tipo de persona que él había idealizado en su mente como mujer.
Mara trataba de borrarlo de su memoria y piel, sentía que ya no podría volver a amar y entregarse como se había dado, sin medida, era un proceso doloroso pues al final siempre terminaba valorando todas las cosas especiales y únicas de Rafael.
Mara sufría, pues había un espacio de su vida que había llenado Rafael, de forma completa y única, pero él sólo calló y se alejó en las brumas del ayer, ella jamás rompió su promesa, de tocar el tema con Rafael en alguna ocasión, ni tampoco de buscarle aunque eso significara, lo que había ocurrido en sus vidas no saber más el uno del otro.
Rafael se mudó de ciudad, para empezar su vida cerca de su gran pasión, el mar. No quería cruzar ninguna frontera que lo hiciera ceder lo que más apreciaba: su Libertad, pero por otro lado, trataba de sofocar todas sus necesidades afectivas y emocionales con su familia: sus hermanos, sobrinos y su madre.
Mara siguió su vida como siempre, como si nada hubiera ocurrido, pero sus ansias de ternura y amor eran mayores, tal vez más inconformista, después de esta experiencia tuvo que tratarse con una psicóloga para superar el vacío y hastío que sentía por la vida, y en sus muchas lágrimas pensaba en las palabras de su corazón que le decía: todo llega a su tiempo, ni un minuto antes, ni otro después.
Tal vez su sueño no tenía que hacerse realidad con Rafael, y él sólo era la imagen idealizada que existía en su mente.




1 comentario:

rocio dijo...

Me parece muy bueno el trabajo que estan realizando