28 de junio de 2008

Más para los adolescentes...

*MI HERMANO MAYOR *

"Primero decide lo que quieres ser, y luego haz lo que tienes que hacer".
Epitetus



Jamás pensé que ausencia de medias sucias y música a todo volumen me haría sentir tan triste. Pero resulta que tengo catorce años y mi hermano se fue de casa para ingresar a la Universidad, y me hace mucha falta. Tenemos una afinidad inusual entre hermanos, pero no cabe duda de que él es un personaje poco usual. Por supuesto, es un tipo cariñoso e inteligente y además toda mis amigas dicen que es hermoso y cosas por el estilo. Pero lo que más me enorgullece de él es su interés por los demás, su manera de manejar las cosas y tratar a sus amigos y familiares. Así quisiera ser yo. Permítanme lo que quiero decir...

Se escribió en catorce universidades. Lo aceptaron en todas excepto en la que él quería, la Universidad Brown. Así que se fue a la segunda que escogió, donde tuvo un año sin novedades. Al llegar las vacaciones ese verano nos informó que tenía un plan. Consistía en hacer lo que fuera necesario para lograr su ingreso a la Universidad de Brown. Quería saber si contaba con nuestro apoyo.

Decidió trasladarse al estado de Rhode Island para estar cerca de la universidad. Conseguiría un empleo y haría todo lo posible para hacerse conocer en el vecindario. Trabajaría de sol a sol, nos dijo, para sobresalir en todo. Alguien se percataría de su esfuerzo, de eso estaba seguro. Esta era una decisión magna para mis padres, les implicaba que mi hermano se retiraría de la universidad durante un año, lo cual le preocupaba mucho.

Pero le dieron su confianza para que lograra convertir su sueño en realidad.

En poco tiempo logró ser contratado asómbrense, por la universidad de Brown para producirle sus obras de teatro. Se le había presentado la oportunidad de destacarse, y eso hizo. No había oficio grande o pequeño al que no se le midiera. Puso todo su empeño en el trabajo a su cuidado. Conoció a los profesores y administradores universitarios, y habla con todo el mundo de su sueño, sin el menor remilgo, para decirles que era lo que deseaba.

Sobra decir que al final de año, cuando volvió a solicitar ingreso a Brown fue aceptado.

Todos estábamos de pláceme, pero para mí la felicidad era especialmente profunda. Mi hermano me había inculcado una enseñanza muy importante; algo que jamás habría a base de palabras, pues era una enseñanza que entraba por los ojos. Si trabajo con ahínco por lo que quiero, y sigo insistiendo después de que me hayan cerrado la puerta en la cara, mis sueños también pueden volverse realidad. Este es un regalo que todavía llevo en mi corazón. Mi hermano me enseñó a confiar en la vida.

Hace poco fui Rhode Island sola, a visitar a mi hermano. Durante una semana la pasé de maravilla en su departamento sin mis padres. La noche anterior a mi regreso a casa, nos pusimos a hablar de todo tipo de cosas, como por ejemplo novios, novias, las presiones de los compañeros de clase y del colegio en general. En la mitad de todo este debate mi hermano se quedó mirándome fijamente a los ojos, y me dijo que me amaba. Me dijo que a pesar de cualquier circunstancia recordara que jamás debía hacer algo que me pareciera incorrecto, y que nunca olvidara que siempre podía confiar en mi corazón.

Lloré todo el trayecto de regreso a casa sabiendo que mi hermano y yo siempre seremos almas afines, y pensando en lo afortunada que soy de tenerlo a él. Me di cuenta de que algo había cambiado: había dejado de ser una niñita. Una parte de mí había madurado en el curso de este viaje, y por primera vez pensé en el trabajo importante que me aguardaba al regresar, porque tengo una hermana menor de diez años, y creo que tengo trabajo para rato. Pero no importa; ¡Yo tuve un magnífico profesor!








Por: Lisa Gumenich